A veces me asombro de algunas pinturas tan delicadas, limpias de color, líneas tan sensibles y colocadas en su justo lugar. Me refiero a mis cuadros. Viendo mi estudio nadie diría que una de mis últimas líneas de trabajo haya sido el sumi-e.
El sumi-e verdadero es precisamente, ésto. No hace falta colocarse un kimono ni vestir de negro -aunque no viene mal por lo de no mancharse de tinta- ni ponerse en posición de loto para pintar sumi-e. Lo verdadero tiene que venir desde dentro y ser fiel a tus ideas para poder pintar sintiendo la emoción de lo que estés pintando.
Por supuesto que mi mesa de trabajo, cuando pinto sumie, está ordenada, limpia, con espacio libre para poder pintar. Es necesario un espacio tranquilo y libre de obstáculos y con los materiales preparados. Sobre todo, LA MENTE PREPARADA.
Cuando os diga que pinto además de sumie, caligrafía, acrílicos, técnicas mixtas, grabados y estoy haciendo actualmente mis pinitos en cerámica y escultura, creo que podréis comprender mi caos, mi estudio, mi taller.
Siempre me ha gustado mucho la palabra taller porque le doy al pincel como al martillo para preparar, a veces, los soportes.
Los pintores hacemos un poco de todo. Los que sois pintores me comprenderéis.
Ahí van mis fotos:
Un abrazo a todos los artistas que luchan cada día por sacar su obra adelante.