El pincel me llamaba y acudí pronto para dejarme hacer. Solo necesitaba un poco de tinta y unos toques de color otoñales.
El pincel necesitaba manchar, decir algo concreto en algún momento y me dejé llevar.
Movimientos nuevos, arriba abajo, livianos y de gran peso. Todo incluido, lo pintado y los blancos vacíos.
Al final de la experiencia… nuevas pinturas creadas.
Gracias por la experiencia. Hasta la próxima llamada!
¡ Qué suerte estar dotada con esa habilidad y sensibilidas!
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Gracias Magia Luisa! Un abrazo.
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