La Naturaleza nos ayuda a ser conscientes de nuestra pertenencia al todo. Cuando pintamos el crisantemo vamos pintando uno a uno los pétalos que se van uniendo en el centro para formar la unidad, el Todo, sin perder la individualidad y características de cada uno.
Cuando sentimos que no somos seres aislados, que somos seres pertenecientes al Todo, comenzamos a vivir la vida real.
